Pulmones
Se me clavó en el corazón un adjetivo: nemoroso.
Como abogado, busqué bosques en las leyes, en las directivas y hasta en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Aquellos eran desiertos de palabras sin la biodiversidad de los de arena. Encontré pocas arboledas y demasiada madera; pocos corales y demasiados arrastreros; pocos peces y demasiado pescado; poca vida y mucho egoísmo.
Ni los humanos tienen derecho al bosque, ni el bosque tiene derecho alguno. Solo a algunos se les concede —o lo arrebatan— el dudoso derecho a talar los pulmones de todos.
Manos negras

Era un río oscuro ondulando sus orillas ennegrecidas. Un padre navegaba con su hijo en una chirriante barca. Las redes iban vacías, pero llenas. Repletas. Rebosantes de manchas negras.
—Cuando yo era niño había muchos peces. Luego llegaron los blancos, y todo se volvió negro. Saro-Wiwa y los suyos fueron asesinados. Lo mismo hicieron con el río.
El niño metió las manos en el agua y salieron más oscuras que su piel.
—Papá, si los blancos quieren el petróleo, ¿por qué no se llevan todo este?
♦ Dedicatoria: A todos los que han sufrido el desastre ambiental de Shell en Nigeria.
Sin colegio, sin vida
—Mamá, ¿hoy tampoco puedo ir al colegio?
—No, cielo. Tampoco hoy llueve. La contaminación sigue subiendo.
—¿Me asfixiaré otra vez si salgo a la calle?
—Así es. Tu derecho a la educación, a la salud… y a la vida, no valen nada ante el sagrado derecho de conducir coches. La comodidad de los que votan al alcalde, vale más que tu asma.
—A ver si todos se compran coches eléctricos, ¿eh? ¿Mamá?
—Eso solo esconde el humo fuera de la ciudad. Los coches son problemas pintados en bonitos colores metalizados. Las minas para las baterías enferman a otros niños. Y no solo es fabricar los coches. Piensa también en mantenerlos y en qué hacer cuando sean viejos. No todo se puede reciclar y, de eso, casi nada es rentable.
—Mamá, ¿y si todos van en bici como tú?
Una jarra de agua
—Papá, ¿por qué pagamos para beber?
—Beber agua es un derecho. Debe ser gratis. Pagamos para que llegue a nuestras casas agua potable, con calidad suficiente.
—Para eso solo hay que poner tuberías.
—No es tan fácil. El agua hay que sacarla de algún sitio, un río, por ejemplo. Hay que limpiarla, y transportarla por canales y tubos. Luego subirla a los pisos. Todo eso requiere motores y personas que lo mantengan. También se necesitan combustibles fósiles: petróleo, gas… Ese es otro motivo para no malgastar agua, ni en la ducha, ni fregando, ni lavándonos las manos o los dientes. ¿Entiendes?
—En un restaurante el agua es gratis.
—Si pides agua del grifo, su precio está incluido con lo que pidas. Lo mismo que la limpieza o usar el servicio. Si pides agua embotellada, la pagarás miles de veces más cara que la del grifo.
—¡Jope! Ya no voy a pedir más agua en botella.
—Además, el agua embotellada se somete a menos controles sanitarios y genera multitud de contaminación en el transporte y por las botellas. Lo mejor es pedir una jarra de agua. Y por favor, no olvides pedirla «por favor».
♦ Más… y mejor:
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