Estaba preocupado;
bastante ofuscado.
Pensando en mis pensamientos;
centrado en mis sentimientos.
Y vino él, el loco despreocupado.
Quería decirme algo que le preocupaba.
Hablando y hablando me hizo reír.
Y se fue sin contarme su preocupación.
Al día siguiente fui a verle yo.
¿Qué era lo que tanto te preocupaba?
¿Que era lo que me fuiste a decir?
Pregunté desde el corazón.
Me preocupaba tu preocupación.
Te vi triste, pensativo y melancólico.
Solo quise hacerte reír.
Algo simple, catabólico y simbólico.
Fue, en verdad, una gran solución.
La risa es magia natural.
Un chiste al día es esencial.
Mil gracias le di yo.
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